lunes, 2 de septiembre de 2013

Las Enredaderas de San Agustín.-

Camila e Ignacia corrían aun por el patio de sus tíos, aun no las alcanzaba la tarde y habían robado del costurero de su tía un aguja. Camila guardaba en un pañuelo dos cubos de hielo, tenía las manos mojadas y en su viaje de la casa al patio, ya se había derretido medio cubo, Ignacia miraba de un lado al otro, nadie tenía que ser testigo de su secreto. Se sentaron en medio de las enredaderas de San Agustín como lo decía un viejo letrero de Madera. Se miraban nerviosas mientras Ignacia tomaba fuerte la mano de Camila, se humedeció los labios le dijo que estaba lista, Ignacia contó hasta tres, tomo la aguja el medio hielo, y perforo rápidamente la oreja de Camila, sintiendo mil cosquillas por el vientre. Camilo no Grito, presiono el hielo contra su oreja y supo que se había convertido en mujer...


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