miércoles, 20 de noviembre de 2019

Amor de Metro y Protesta.


Se encontraron heridos y cansados, sofocados por la injusticia y por la represión por quienes juraron protegerlos, corrieron sin parar hasta encontrar un lugar donde estar a salvo, lo poco que se podía distinguir entre fuego, humo y una lluvia de piedras, era su pañuelo verde y su mochila con parches, la misma mochila que vio tantas veces en el metro de la misma mujer a quien nunca tuvo el valor de hablar. Hace un par de meses hacían el mismo recorrido juntos, en el mismo horario, aveces daba la impresión que se conocían de algún sitio o de alguna otra época, fue tan fuerte las ganas de verla que  caminaba por todo el vagón solo por verla un par de minutos, para luego simular que era todo una casualidad,  sabiendo muy en el fondo que lo mas probable que ella ni si quiera supiera de su existencia.
Ella es Martina, estudia Pedagogía en Historia, siempre sube leyendo, libros, su cuaderno gigante, una vez subió con una novela, cuando va sentada juega con sus rizos y mueve los pies como si estuviese danzando en secreto. 

El es Ramiro, Estudia Arquitectura, siempre viaja de pie, menos los días que viaja con maquetas, la gente le cede el asiento, para no estropear sus calificaciones, nunca va leyendo porque dibuja en un cuaderno que esta viejo y arrugado, una vez dibujo los ojos de una pasajera y nunca más los olvidó, tiene las manos largas y siempre manchadas con el carboncillo.

Cuando se escuchó el estallido, también se escucharon los gritos de la gente, no entendía nada, el solo contaba con un cartel y su voz, eran su única arma, de pronto se perdió entre la multitud y veía como los cazadores trataban de callar a sus amigos, uno a uno los perdió de vista, la persecución era tan violenta como inhumana, como pudo sostuvo su cartel en alto, de pronto perdió el miedo, recobro coraje por la justicia, por aquella madre que se levanta a las 5 am para llegar a su trabajo y pagar sus estudios y mantener a su abuela que recibe una pensión tan violenta como la represión macabra que estaba viviendo en ese momento.

Fue en ese momento cuando reconoce la mochila de Martina, la chica esta de rodillas en el suelo, respiraba con dificultad  a pocos metros de tres policías que tenían la intención clara de arrestarla o reducirla. Corrió tan rápido como pudo, olvido su cartel y la neblina toxica del gas lacrimógeno que cubría a la chica. Se arrodillo junto a ella, la miro fijo y tomo sus manos y le levantó de prisa,con una fuerza desmedida corrió con la chica en sus brazos hasta que perdió las fuerzas y siguieron corriendo, protegiéndose mutuamente hasta que lograron refugiarse dentro de un museo.

Con una voz intermitente ella logró agradecerle, el no podía aun pronunciar ninguna palabra, estaba tan eufórico como nervioso, ella se acerco a el y le limpio los ojos con una agua que tenia en su mochila, a medida que pasaba el paño por su rostro se volvían a reconocer, sus ojos heridos y sangrientos se enfrentaban del uno y el otro y el corazón de ambos salia de sus pechos, los chicos del metro que nunca habían  cruzado palabras ahora se contemplaban sin pudores ni miedos, sin bandos, ni ideologías.

Mientras que pasaba el paño húmedo por el rostro de Ramiro, la mano temblorosa de el tomó uno de sus rizos, ella le sonrió como si le estuviese entregando la vida, no sabían si quiera sus nombres pero ya se conocían lo suficiente. Se besaron por un eterno momento, no existía nada más que ellos en la oscuridad de las escaleras del  museo.

Los policias lograron entrar al lugar y esta vez lograron capturar a Ramiro, fue imposible para Martina salvarlo, a pesar de sus fuerzas, el grito y el llano no pudo con el forcejeo, eran 10 hombre contra ella, El alcanzó a gritarle que huyera.

_Te volveré a encontrar...

Martina no volvió a ver a Ramiro, durante un largo tiempo fue ella quien desesperada recorría el vagón del metro con la ilusión de volver a verlo, ni siquiera sabia su nombre, solo sabia que era su chico del metro, al que nunca tuvo el valor de hablar...

Soledad Jazmin Campos C.-

En honor a los jóvenes que nunca volvieron de la lucha.

miércoles, 19 de junio de 2019

Parte 2 La Invertida


Estaba por cumplir 13 años, ya era casi una mujer de cuerpo, no se si en algún momento en mi mente me fue permitido ser niña, pero las cartas ya estaban encima de la mesa, no era el momento de llorar por las muñecas que nunca tendré. Llevaba 1 año aproximadamente recibiendo regalos de Arturo el ex amante de mi madre con el cual perdí mi virginidad y conocí el significado del cariño paternal, aunque se perfectamente que es morboso solo por pensarlo pero luego de esa noche en donde fui ofrecida como un regalo de parte de mi madre, el nunca más quiso tocarme, no creo que halla sido decencia, quizás solo fue misericordia, pero el hecho si fue consumado y al final cuando el acabo dentro de mi, ya desmembrada,  rota y consumida en la frialdad absoluta impropia de una niña que a penas comenzaba a florecer, me encontré con sus ojos y en ellos encontré culpa, cansancio e indecencia. Se aparto de mi tan rápido como pudo mientras me ofrecía las sabanas para tapar lo que el le parecía prohibido, se sentó  a mi lado y llevo ambas manos a su rostro por un par de segundos, respiro profundo mientras decía;
_ Tengo una hija de tu edad, no la veo desde que ella tenía dos años... mira chiquilla...tu no.... deberías estar aquí, yo eh sido un canalla... yo no debí....

Ella entró vestida de bata de seda, con una botella de champaña en una mano y en la otra 3 copas, al ver el rostro de su amante, de inmediato supo que algo no andaba bien, me miro furiosa como si yo fuese responsable de todo lo macabro que existía en su cabeza, no fue capaz de abrir la botella, no pude contener su furia:

- Ni siquiera sirves para complacer un hombre pendeja mal agradecida, gracias a mi es que tienes un techo y comida en la guata, me arruinaste el día!

Yo no entendía que había hecho mal, miraba de un lado a otro sin poder decir nada, ella iba a golpearme estaba segura, me cubrí la cabeza con mis brazos, aun estaba desnuda, no se si tenia frió o estaba tiritando de miedo, ella venía directo hacia mi.

- No se te ocurra pegarle, ella no hizo nada malo, es una cría, deja eso cálmate, ven... deja que se vista quiero estar solo contigo...

Las palabras de Arturo hicieron un efecto inmediato en ella, como si fuese su amo corrió a buscar la botella de champaña, me ordeno que me fuera sin siquiera mirarme.  No solo la había calmado a ella, también me calmo a mi, corrí por los pasillos del hotel sin saber donde ir, sentía un dolor grande en mi cuerpo, sentía la humedad sangrienta entre mis piernas, llegue a las escaleras, de ahí no recuerdo como llegue a la calle, ni los días que dormí en la calle, ni los que volví a casa..


jueves, 16 de mayo de 2019

Tu Preciosa Flor





Tienes algo en la mano y sabes que es la semilla que tirarás al suelo para que germine, no crees en el destino sin embargo no dejas de tener fe cada día porque en el fondo sabes muy bien lo que sembraste. En aquella tierra no había nada, ni siquiera expectativas y ahora mira lo que has hecho, a caso imaginaste un día ver una espina en aquella cosecha que tanto tiempo dedicaste y viste crecer, no te ofendas, no quiere hacerte daño, solo quiere defenderse porque sabe que es hermosa y tu le diste tanto valor que sus espinas solo son el escudo con el cual pretende protegerse. Puedes levantarte una mañana y sentir su aroma, recordar el profundo color que premiaba tu vista, puede que incluso te parezca cruel el néctar de su polen, sin embargo no hay nada más dulce, ni suave, porque ella solo estuvo ahí por ti.
Un día aquella flor no recibió mas de tu luz y sus colores poco a poco fueron siendo mas suaves hasta que  sus pétalos eran sepia, aun así sin tu luz aun quedaba el tallo y el agua de los recuerdos. Poco a poco ya ni hojas quedaban de ella, el transcurso del viento decidió un destino diferente para sus pétalos y alguien más le pareció mejor darle sepultura entre las hojas de un libro cuales letras tu jamás podrás leer. Cruel Otoño, despiadado invierno que sin flor te dejó, la tierra volvió a ser fértil para el tiempo, y este paso como un susurro en tu oído y sin embargo lo que sembraste aún esta ahí, porque aunque hayas alabado a una flor marchita, una flor muerta, una flor sin destino, la semilla se aferra bajo tierra con el ultimo respiro de un recuerdo que la deje morir para siempre.

Soledad Campos Castillo.

lunes, 25 de febrero de 2019

Parte 1 La invertida






Se dice que llevo el nombre de una de las amantes de mi padre, que fui planeada específicamente para hacer un daño irreparable, sin vuelta atrás. Y es así como fui criada bajo los brazos fríos de la manipulación femenina y perversa de mi progenitora, madre, manager y gestora de la mayoría de mis desgracias. No supe ni sabré qué es ser querido ingenuamente porque está en mis venas y en mi crianza no sentir hasta sacar el máximo provecho. Cuando dejé la universidad dejé de ser rentable para mi madre y pase de ser una inversión a una molestia, tratada como si fuese un impuesto molesto de sustentar. Mi cuerpo era mi único patrimonio y bien raíz, de mis curvas dependían los intereses, sin embargo mi astucia era la mayor fuente de mis ingresos, de mi progenitora aprendí el arte de la manipulación, el juego mental del equilibro entre la pena, el deseo, y conseguir cualquier cosa. No necesita ser inteligente solo lista, rápida y llamativa; para este objetivo fui obligada a operarme por primera vez a los 14 años, mis senos, a los 17 mi trasero, ella hubiese querido clonar su cerebro al mío pero la ciencia aún no llegaba tan lejos. Mi inicio sexual fue a los 13 años con el amante de mi propia madre, que más espectacular regalo de aniversario que la virginidad de su hija en bandeja de plata en un hotel 5 estrellas, champaña, rosas y sabanas blancas perfectas para mancharles con mi inocencia. Nada fue contra mi voluntad porque simplemente no la tuve desde que nací. Odio?.... No, ella era lo único que tenía en la vida, un lazo enfermo y tóxico familiar que hasta ese entonces era sagrado, yo la quería por la oportunidad que me dio de vivir, porque en el fondo nunca desprecié la vida y tampoco la muerte.

lunes, 12 de febrero de 2018

La Cuerda




Yo tomé lo mejor de cada uno siempre y cuando estaba a punto de irme,
pregunté un montón de veces que pasaba por tantas cabezas que no eran la mía,
entonces un optimismo suicida de apoderada mis actos y continué pensando que todo estaba bien.
Aprendí e identifiqué cada gesto y palabra y me titulé en "Te conozco mejor que nadie"
pero;  ¿A caso la empatia va a salvarnos una vez más? Como es posible si tantas veces e incontables noches de insomnio estuvimos dentro del otro y nunca fuimos capaces de ponernos en nuestro lugar, cuando cada uno le pertenecía cada recuerdo cada momento, que más se puedo pedir cuando se ama de tal manera que se desvalija por completo todo lo mejor de ti en alguien más y sin darte cuenta ya no te queda nada para ti. ¿Qué pasa cuando no tienes nada que entregar porque ya lo diste todo? entonces que queda, un aferro a lo que fue, una atadura de no dejar escapar los recuerdos porque es lo único que queda, como si fuese una gruesa cuerda atada a tu cintura que no te dejara avanzar que no te permite ir por más, esa gran fuerza invisible que te hace creer que más adelante no hay nada para ti porque ya estas completamente vacío y no te corresponde nada más que aferrarte al pasado y bañarte con la gloria de un tiempo inventado por tus propia conformidad. Es así que como pasa el tiempo y dejas de luchar contra esa cuerda, que sentido tiene luchar contra tu propio peso, ya ni siquiera haces el intento de avanzar has logrado cierto confort y sentada frente a la cuerda, te resignas a ella como si tu destino nunca te hubiese pertenecido.

viernes, 21 de abril de 2017

Ploma




Antes de entrar al vagón del metro, me gusta mirar los rieles del tren, todo tan plomo, tan irrelevante a simple vista, los avisos de muerte, los números rojos, alguna y otra basura, envases de helados, todo tan plomo. Por lo general pierdo mis pensamientos ahí en ese lugar sin esperar que nada interesante salga de ahí (excepto los suicidios, nunca eh visto uno pero eso no es interesante es más bien triste y un tanto molesto) confieso que a hay ratos que me agrada dejar de pensar, analizar o lo que sea que consuma mis neuronas. Sin embargo algo pasó hace un par de años, nada importante ni lógico que me ah provocado una extraña sensación de agrado.
Una de las miles de veces que me disponía a mirar los rieles plomos y cómodamente aburridos para mi, algo de la nada y casi camuflado se movió de un lado a otro llamando la atención de mi casi de modo obsesivo. Enfoque con más agudeza mi vista y espere que algo se volviera a mover, pues resulta que algo pasaba después de todo en aquel tan aburrido lugar! Mire hacia tordo el borde del andén por un largo rato y nada, lo peor es que ya se oía venir el próximo vagón y quedaría con esa inútil y sin importancia duda. Pero no deje de buscar y en menos de segundo, como si me hubiesen leído los pensamientos apareció una ratita ploma como el cemento rápida como el tren, se paseo de un lado a otro como las neuronas de mi cerebro, salte una carcajada, por un instante la vida me había regalado una pequeña sorpresa una de esas plomas.
Soledad Campos.-

lunes, 4 de enero de 2016

Eau de Parfum



Que te parece si confieso, a caso te importará la verdad o sigues pensando que ella solo vive en tu cabeza.
Que te parecen mis ojos opacos, mi pelo enredado, mis manos sin gloria.
Aún vives pensando en que tan satisfechas las has dejado, si es que yo fuera digna de comparar tu presente.
Tu nebulosa  es mi almohada donde se sujetan mis pensamientos más mórbidos y  tiernos.
La sociedad aún te da la ventaja y a mi aún me conviene tu absurda realidad, aquella que se evapora de una elegancia absoluta en la cima de tu cuello de aquel lujoso liquido que cae sobre tus hombros como aquel eau de parfum que sentencia mis silencios.