domingo, 16 de septiembre de 2012

Recuerdos descalzos


La vi tantas veces descalza caminando ante mis ojos, que no me pude percatar nunca, que ella no quería caminar junto a mi el resto de nuestras vidas. ¿Por qué? Hasta el día de hoy me persigue y acorrala esa pregunta. Tantas veces me preguntaron por ti, y nuevamente me golpea esa pregunta ¿Porqué? De tu boca nunca salió una queja y cuando los tiempos mejoraron, cuando teníamos pan en abundancia y cambiamos nuestra vieja cocina, no te faltaba nada. Se que yo no estaba tanto tiempo contigo,  se que probablemente no me veías tan joven como cuando solo tenías dieciséis años, pero no hubo un día que no estuviera dispuesto a tu cuerpo, podía estar a punto de no sentir mis piernas por cansancio, pero nunca dejé de tocarte, de desearte, así como la primera vez , cuando después de tanto tiempo te hice mía en la casa de mis padres ¿Te acuerdas? Los dos temblábamos, nuestros corazones de escapaban del pecho, tu cerraste tus ojos, me ofreciste tu cuello infinito, me deslice sobre tus temblorosas piernas y entré en ti pensando que también había entrado en tu vida, pero tu nunca dejaste de tener la mirada perdida, las manos heladas como un hielo y tus pómulos ardientes. ¿Cómo nunca me di cuenta? Nunca fuiste mía, nunca fuiste feliz a mi lado y me pregunto nuevamente ¿Porqué? He hablado  contigo y te he prometido cambiar pero tu  solo agachas la mirada y me confiesas con un nunca te amé, y me doy por  vencido por qué eso no lo puedo cambiar ni siquiera habiendo nacido de nuevo.


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