viernes, 21 de abril de 2017

Ploma




Antes de entrar al vagón del metro, me gusta mirar los rieles del tren, todo tan plomo, tan irrelevante a simple vista, los avisos de muerte, los números rojos, alguna y otra basura, envases de helados, todo tan plomo. Por lo general pierdo mis pensamientos ahí en ese lugar sin esperar que nada interesante salga de ahí (excepto los suicidios, nunca eh visto uno pero eso no es interesante es más bien triste y un tanto molesto) confieso que a hay ratos que me agrada dejar de pensar, analizar o lo que sea que consuma mis neuronas. Sin embargo algo pasó hace un par de años, nada importante ni lógico que me ah provocado una extraña sensación de agrado.
Una de las miles de veces que me disponía a mirar los rieles plomos y cómodamente aburridos para mi, algo de la nada y casi camuflado se movió de un lado a otro llamando la atención de mi casi de modo obsesivo. Enfoque con más agudeza mi vista y espere que algo se volviera a mover, pues resulta que algo pasaba después de todo en aquel tan aburrido lugar! Mire hacia tordo el borde del andén por un largo rato y nada, lo peor es que ya se oía venir el próximo vagón y quedaría con esa inútil y sin importancia duda. Pero no deje de buscar y en menos de segundo, como si me hubiesen leído los pensamientos apareció una ratita ploma como el cemento rápida como el tren, se paseo de un lado a otro como las neuronas de mi cerebro, salte una carcajada, por un instante la vida me había regalado una pequeña sorpresa una de esas plomas.
Soledad Campos.-

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